El mundo está ante una oportunidad histórica de prohibir las armas nucleares

Por Béatrice Fihn, Martin Butcher y Rasha Abdul Rahim

Las armas nucleares vuelven a ocupar un lugar destacado en la agenda internacional y los expertos señalan que el riesgo de una explosión nuclear es el más alto desde la Guerra Fría.

A medida que crecen las tensiones globales, la incertidumbre y el riesgo de conflicto entre los Estados con armas nucleares, el armamento nuclear se emplea para producir un ruido de sables que aumenta el peligro de que llegue a utilizarse, de forma intencionada o accidental.

Las armas nucleares son las más destructivas, inhumanas e indiscriminadas jamás creadas. Tanto por la magnitud de la devastación inmediata que causan como por la amenaza de una lluvia radioactiva persistente, generalizada y con nocivos efectos genéticos, provocarían un daño inaceptable a la población civil.

Pero mientras los Estados con armamento nuclear aplican políticas basadas en la incertidumbre, el nacionalismo y el debilitamiento de las instituciones internacionales, la mayoría de los países del mundo están preparándose para ilegalizar por fin las armas nucleares.

Setsuko Thurlow, superviviente de Hiroshima, describió la explosión de la bomba atómica como un destello que cegó a toda la ciudad, la arrasó con su onda expansiva huracanada y la envolvió en un incendio de 4.000 grados centígrados. Según contó, una brillante mañana de verano se convirtió en segundos en un oscuro crepúsculo en el que una nube de humo y polvo ascendía en forma de hongo y los muertos y heridos cubrían el suelo, suplicando desesperadamente agua y sin recibir atención médica alguna. El aire se llenó de un hediondo olor a carne quemada mientras la tormenta de fuego se extendía.

Si una sola bomba nuclear lanzada sobre una gran ciudad es capaz de matar a millones de personas y causar catastróficos daños medioambientales a largo plazo, la explosión de decenas o cientos de bombas nucleares ocasionaría un cataclismo que afectaría gravemente al clima del planeta y causaría una hambruna generalizada.

Pero aunque este tipo de ataques violarían invariablemente el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos, estas armas aún no están prohibidas explícita y universalmente por el derecho internacional. Que se sepa, nueve países poseen armas de este tipo, y muchos más siguen contando con ellas mediante alianzas militares.

Las alarmantes pruebas presentadas por médicos, físicos, científicos especialistas en el clima, organizaciones de derechos humanos, organismos humanitarios y sobrevivientes de ataques con armas nucleares han logrado cambiar el discurso y han abierto un espacio de mayor participación de la sociedad civil, las organizaciones internacionales y los Estados.

Dado que las consecuencias humanitarias y medioambientales del uso de armas nucleares serían mundiales y catastróficas, eliminar tales peligros es responsabilidad de todos los gobiernos conforme a su obligación de garantizar el respeto del derecho internacional humanitario.

El mundo está ante una oportunidad histórica de prohibir las armas nucleares

En octubre del año pasado, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la mayoría de los países del mundo acordaron iniciar negociaciones para un nuevo tratado legalmente vinculante que prohíba las armas nucleares, en la misma línea de los que prohíben las armas químicas y biológicas, las minas terrestres y las municiones de racimo.

Como hemos visto con estas armas, la prohibición internacional ha creado una sólida norma contra su uso y ha acelerado su eliminación.

Las negociaciones comenzarán en las Naciones Unidas en Nueva York el día 27 de marzo y se prolongarán hasta el 31 del mismo mes, para continuar después del 15 de junio al 7 de julio con el objetivo de elaborar un instrumento legalmente vinculante que prohíba las armas nucleares.

Amnistía Internacional , Oxfam y la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) consideran que es hora de negociar un tratado que prohíba el uso, la posesión, la fabricación y la transferencia de armas nucleares dado su carácter indiscriminado. Ningún Estado, incluidos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, debe poseer armas nucleares.

Es el momento de defender el derecho internacional, el multilateralismo y las instituciones internacionales. Todos los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad y participar activamente en la negociación de un tratado que prohíba las armas nucleares en 2017.

 

Béatrice Fihn es directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN).

Martin Butcher es asesor de política sobre Armas y Conflicto de Oxfam International.

Rasha Abdul Rahim es asesora de promoción para Control de Armas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.

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