Las autoridades de Hungría deben hacer más para proteger a los grupos minoritarios contra los crímenes de odio, ha instado hoy Amnistía internacional después de que cuatro personas fueran declaradas culpables en relación con el asesinato por motivos raciales de seis romaníes en 2008 y 2009.Un tribunal de Budapest ha condenado hoy a cadena perpetua a tres de los cuatro encausados, de los que se tiene constancia que apoyan una ideología de extrema derecha, por una sucesión de ataques perpetrados entre marzo de 2008 y agosto de 2009 en el nordeste del país. El cuarto ha sido condenado a 13 años de prisión por connivencia.Sin embargo, la investigación de Amnistía internacional indica que los crímenes de odio contra romaníes siguen siendo causa de grave preocupación en Hungría, mientras la policía carece de directrices para investigarlos de manera exhaustiva y eficaz."Cinco años después de estos homicidios cometidos a sangre fría, la comunidad romaní de Hungría sigue sin recibir una protección adecuada contra los crímenes de odio", ha afirmado Jezerca Tigani, directora adjunta del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional."Este espantoso caso debería haber sido una llamada de atención sobre la discriminación constante y a menudo violenta que sufre la comunidad romaní, pero los autores de este tipo de actos continúan sin rendir cuentas ante la justicia."El tribunal declaró a Zsolt Peto y a los hermanos Arpad e Istvan Kiss culpables de llevar a cabo nueve ataques con armas de fuego y cócteles molotov contra casas de romaníes en ocho localidades distintas.Un cuarto miembro del grupo -Istvan Csontos, que actuó como conductor de vehículo- también fue encarcelado.Seis personas perdieron la vida y cinco resultaron heridas en la oleada de violencia que perpetraron durante un año, entre ellas un padre y su hijo de cuatro años, que murieron por disparos cuando intentaban huir de su vivienda incendiada. Otra mujer murió por disparos mientras dormía.La investigación de Amnistía internacional indica que sigue sin prestarse apoyo a las víctimas de crímenes de odio, como asesoramiento y asistencia jurídica.El Código Penal de Hungría no incluye de manera explícita los crímenes de odio entre los casos de asesinato, y se conceden a los jueces poderes discrecionales a la hora de fallar en relación con delitos cometidos contra grupos minoritarios como la comunidad romaní. No se recopilan datos estadísticos que muestren la magnitud de estos delitos."La sentencia de hoy es un paso positivo, pero Hungría no ha aprendido todavía las lecciones de estos homicidios. Las autoridades siguen sin hacer lo suficiente para prevenir la violencia contra la comunidad romaní y responder a ella", ha afirmado Jezerca Tigani."El gobierno debe introducir nuevas medidas para abordar los crímenes de odio, como procedimientos que expongan con claridad cómo deben investigarse estos crímenes, agentes de policía con formación para reconocer e investigar los crímenes de odio, y recopilación y publicación de datos desglosados sobre los crímenes de odio."En Hungría, la comunidad romaní es demonizada por los políticos y los medios de comunicación, mientras las comunidades siguen siendo hostigadas y atacadas por grupos parapoliciales de extrema derecha que llevan a cabo marchas que cruzan las localidades donde residen.El partido de extrema derecha Jobbik y varios grupos parapoliciales celebraron una marcha en la localidad de Devecser en agosto de 2012. Según los informes, lanzaron trozos de hormigón y otros objetos arrojadizos contra viviendas de romaníes, sin que los agentes de policía que estaban presentes intervinieran.El mismo mes, según los informes, un grupo de personas vestidas con uniformes negros intimidó a residentes romaníes en la localidad de Cegléd coreando consignas contra los romaníes y profiriendo amenazas de muerte.En marzo de 2011, grupos parapoliciales patrullaron la localidad de Gyöngyöspata durante casi un mes después de una marcha de Jobbik