10 personas, 100 días en prisión, 10 absurdas razones para ello
Hoy se cumplen 100 días desde que las fuerzas de seguridad turcas asaltaron un simple taller de formación y se llevaron a un grupo de 10 notables activistas de los derechos humanos. La mayoría de estas personas –conocidas como los 10 de Estambul– están encerradas en la principal prisión de máxima seguridad de Turquía.
Esta semana, el fiscal ha presentado formalmente cargos de terrorismo contra ellas, entre las que se encuentran dos formadores de nacionalidad alemana y sueca y la directora de Amnistía Internacional Turquía, y ha pedido hasta 15 años de prisión.
Los cargos contra ellas y los motivos de su encarcelamiento son tan absurdos que resulta difícil creer que pueda estar ocurriendo algo así.
Demasiado para una “reunión secreta”
Los fiscales turcos han intentado describir el taller como una reunión clandestina de conspiradores que intentaba provocar el “caos en la sociedad”, PERO…
Buscaron un intérprete al azar en Internet
Si te reúnes para hablar de actividades terroristas, lo más probable es que contrates a un intérprete de confianza que ya conozcas, PERO…
Fue esta persona quien avisó a la policía y le dijo: “[...] algunas de las conversaciones que escucho son sobre pasar teléfonos móviles de contrabando por la policía, cómo se almacena la información en estos móviles, el cifrado de la información en ellos. Estaban muy preocupados, hacían preguntas sobre esto, extranjeros y personas que hablaban turco.
Si fue en este aviso en lo que se basó el asalto, es evidente que no se trató de una operación policial planeada cuidadosamente y dirigida por los servicios de inteligencia con objeto de descubrir una conspiración.
Pruebas poco precisas
A modo de ejercicio preliminar, el formador Peter Steudtner había pedido a las personas participantes que dibujaran algo que les creara tensión. Åžeyhmus Özbekli, que padece claustrofobia, dibujó un ascensor; Ä°lknur Üstün, jugadora de squash, unas pelotas volando hacia ella, y Özlem Dalkıran, un dibujo de Turquía que representaba la guerra en el sureste, las personas encarceladas en Estambul, los refugiados que huyen de la guerra de Irak y Siria y las plantas hidroeléctricas del mar Negro.
También se esta utilizando como “prueba” de cargo otro encontrado en el ordenador de Ali Gharavi, pese a no ser más que un mapa académico de grupos lingüísticos de Turquía, Irak e Irán. Se puede encontrar fácilmente en Internet para fines educativos.
“Si eso es un delito [...] continuarémos cometiéndolo”
Ninguno de estos defensores y defensoras de los derechos humanos ha propugnado el odio, la violencia o la discriminación.
El formador sueco Ali Gharvi se presentaba así a la gente: “Me llamo Ali, como el boxeador Muhammad Ali, sólo que sin la violencia”, y sería difícil encontrar un grupo de personas menos violentas.
Peter Steudtner ha dedicado su vida a promover la solución pacífica y no violenta de conflictos, centrándose en enseñar a la gente el enfoque de “no hacer daño”. En una carta que ha enviado desde la prisión afirma: “Para mí es importante que la responsabilidad política y jurídica de nuestra situación no recaiga en Turquía como país ni en su población [...] ¡Vamos juntos por el camino no violento de los derechos humanos!”
Ä°dil Eser ha trabajado para muchas organizaciones de la sociedad civil, como la Asamblea de Ciudadanos de Helsinki y Médicos sin Fronteras, y cuando en 2011 los terremotos sacudieron el este de Turquía voló a Van para ofrecer sus servicios como voluntaria.
Günal KurÅŸun es profesor universitario y abogado, y ha escrito 10 cuentos para su hijo de dos años en prisión.