Las autoridades marroquíes están incumpliendo su obligación internacional de brindar protección a las personas refugiadas, al mantener a un grupo de 25 personas refugiadas sirias atrapadas en una zona desértica en la frontera entre Marruecos y Argelia y negarles el acceso al asilo y a ayuda humanitaria urgente. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
El grupo de personas sirias, entre las que hay 10 niños y niñas, lleva los dos últimos meses atrapado en una zona temporal de seguridad dentro del territorio marroquí, a un kilómetro del oasis de Figuig, en Marruecos, y a cinco kilómetros de Beni Ounif, en Argelia. Han estado sobreviviendo gracias a la ayuda informal y los suministros que los residentes de Figuig les han hecho llegar a través de la policía de fronteras marroquí pero, según los refugiados, esta ayuda cesó el viernes por la mañana. Hasta el momento, la policía de fronteras marroquí no ha dado acceso a la zona a los grupos de derechos humanos marroquíes ni a las organizaciones humanitarias, incluida la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
“Al negar a las personas refugiadas sirias el acceso al ACNUR, las autoridades marroquíes están incumpliendo sus obligaciones internacionales. Estas personas han huido del derramamiento de sangre y de los bombardeos en Siria para buscar seguridad en el extranjero, y las autoridades marroquíes deben concederles el derecho a solicitar asilo”, ha manifestado Heba Morayef, directora de Investigación de Amnistía Internacional para el Norte de África.
En una declaración realizada el 30 de mayo, el ACNUR expresó su preocupación por “el rápido deterioro de las condiciones de este grupo de refugiados sirios vulnerables”, y pidió a los gobiernos tanto marroquí como argelino que concedieran paso seguro a estas personas.
Hasta el momento, el gobierno marroquí ha negado que estas personas refugiadas se encuentren en su territorio. Amnistía Internacional ha examinado los mapas disponibles públicamente y las imágenes por satélite y ha confirmado mediante coordenadas GPS que estas personas están en territorio marroquí.
El ACNUR no está operativo en esa zona fronteriza, y sólo tiene autorización para inscribir directamente a solicitantes de asilo en una oficina de la capital de Marruecos, Rabat. Las personas refugiadas en Marruecos también pueden inscribirse ante un número limitado de socios locales en otras regiones, pero ninguno de ellos actúa en esa zona fronteriza.
Dos de las personas sirias allí varadas sufren hipertensión, y una tiene problemas renales, pero las autoridades marroquíes no les han proporcionado atención médica ni les han dado acceso a los médicos que acompañan a las organizaciones marroquíes de derechos humanos que han intentado llegar a la zona. Las personas refugiadas duermen en refugios improvisados que las dejan expuestas a sufrir una insolación con temperaturas de hasta 45 grados, y a la amenaza de ataques de serpiente.
El grupo había viajado inicialmente de Líbano a Sudán, y luego a través de Libia y Argelia hasta llegar a la zona fronteriza. Hicieron un primer intento de llegar hasta la localidad marroquí más cercana, Figuig, el 17 de abril, pero las fuerzas de seguridad marroquíes las devolvieron a la zona temporal de seguridad.
El 22 de abril, las autoridades marroquíes acusaron públicamente a Argelia de obligar a un grupo de personas refugiadas sirias a cruzar la frontera con Marruecos. Al día siguiente, las autoridades argelinas denunciaron a Marruecos por la expulsión de ese mismo grupo a territorio argelino.
Diez miembros del grupo que, en un intento de pedir asilo, consiguieron llegar al centro de Figuig fueron atrapados por las autoridades locales marroquíes y la policía fronteriza y devueltos a zona de frontera el 5 de junio.
“En lugar de obligar a las personas refugiadas sirias a regresar a una zona temporal de seguridad en un desierto baldío para soportar condiciones cada vez peores, las autoridades marroquíes deben proporcionar urgentemente ayuda humanitaria y permitir a las agencias acceso a la zona para evaluar sus necesidades. No hay justificación para negar a las personas refugiadas el acceso al alimento y al agua”, ha manifestado Heba Morayef.
El 2 de junio, las autoridades argelinas anunciaron que acogerían a las personas refugiadas sirias por motivos humanitarios, permitirían que el ACNUR les proporcionara asistencia y facilitarían la reagrupación familiar para quienes tuvieran parientes que residieran legalmente en países europeos. Sin embargo, a estas personas refugiadas les preocupa ir a Argelia y están tratando de inscribirse ante el ACNUR en Marruecos porque cuatro de ellas tienen familiares allí y quieren asentarse en el país. Las otras 21 confían en conseguir finalmente la reagrupación familiar en Suecia, Bélgica y Alemania, donde tienen familiares cercanos.
El 5 de junio, una delegación argelina que incluía representantes de la Media Luna Roja de Argelia, ACNUR Argelia y autoridades locales argelinas (Wilaya de Bechar) llegó hasta la zona fronteriza cerca de Beni Ounif para intentar proporcionar ayuda humanitaria. Permanecieron en el lado argelino de la frontera y pidieron a las personas refugiadas que cruzaran al lado argelino diciéndoles que podrían inscribirse en Argelia. Sin embargo, el grupo prefirió permanecer en el lado marroquí de la frontera.
Las autoridades marroquíes no deben poner en peligro las vidas de las personas refugiadas dejándolas atrapadas en la frontera en condiciones duras y sin ayuda humanitaria. Deben concederles de inmediato acceso al territorio y permitirles ejercer su derecho a solicitar asilo en la oficina competente del ACNUR en Marruecos.