El secretario general de Amnistía Internacional,
Salil Shetty, asistirá en Oslo a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz de 2010, que tendrá lugar el 10 de diciembre. Ha sido invitado por representantes de la familia de Liu Xiaobo y acudirá
en representación de Amnistía Internacional como organización galardonada con el Nobel de la Paz.Otros activistas de derechos humanos chinos se darán cita con Amnistía Internacional en Oslo para la ocasión:
- Patrick Kar-wai Poon, vicepresidente del Centro PEN Independiente de China, periodista, trabajador sobre cuestiones de derechos humanos y secretario de Amnistía Internacional Hong Kong;
- Emily Wai-hing Lau, miembro del Consejo Legislativo de Hong Kong y vicepresidenta del Partido Democrático y el Grupo de Interés de Abogados de China por los Derechos Humanos;
- Li Xiaorong, autor e investigador del Instituto de Filosofía y Política Pública, Universidad de Maryland
Amnistía Internacional Noruega coordinará un día antes, el 9 de diciembre, una manifestación ante la Embajada de China de Oslo para presentar las firmas reunidas de personas de todo el mundo para pedir a las autoridades que liberen a Liu Xiaobo y a todos los demás presos de conciencia recluidos actualmente en China.
Diecinueve países rechazan la invitación a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la PazEl Comité del Nobel ha confirmado que son diecinueve los países que han rechazado la invitación para asistir a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en Noruega el 10 de diciembre, un número más elevado de lo habitual. Este año, el Premio Nobel de la Paz se concede a Liu Xiaobo, preso de conciencia chino.Los 19 países que no han aceptado la invitación, según el Comité, son Afganistán, China, Colombia, Cuba, Egipto, Irán, Irak, Kazajistán, Marruecos, Pakistán, Filipinas, Rusia, Arabia Saudí, Serbia, Sudán, Túnez, Ucrania, Venezuela y Vietnam."China ha ejercido presiones para impedir que los gobiernos asistan a la ceremonia del Premio Nobel, utilizando una combinación de presión política y chantaje económico", afirmó Sam Zarifi, director del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional."El hecho de que, pese a la presión y las amenazas, China sólo haya logrado convencer a un puñado de países, refleja lo inaceptable de sus exigencias. Los gobiernos y las instituciones internacionales deben seguir oponiendo resistencia a este tipo de coacción.""China ha logrado importantes avances en el ámbito de la economía, pero los gobiernos del mundo no deben dejarse deslumbrar por su crecimiento económico. La ciudadanía china quiere formar parte del debate global sobre los derechos humanos y nosotros debemos hacer todo lo posible para asegurar que se los incluye plenamente," manifestó Sam Zarifi.