Con el derrocamiento del presidente Morsi en Egipto, Amnistía Internacional insta a las fuerzas de seguridad, y especialmente al ejército, a hacer cuanto esté en su poder para proteger los derechos humanos y la seguridad de todas las personas en el país, independientemente de su afiliación política.Las fuerzas armadas y la policía egipcias tienen un historial bien documentado de violaciones de derechos humanos que no se deben repetir. El ejército ha manifestado que tratará cualquier acto de violencia "con la máxima fuerza y determinación"."En estos momentos de gran tensión, y con la Constitución suspendida, es más importante que nunca que el ejército cumpla las obligaciones contraídas por Egipto en virtud del derecho internacional de los derechos humanos", ha manifestado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional."Ya se ha producido un golpe a la libertad de expresión: varios canales de televisión que apoyaban al presidente han sido silenciados, y su personal, según informes, ha sido detenido inmediatamente después del derrocamiento del presidente. Ante el temor de posibles represalias y ataques por venganza contra simpatizantes del presidente Morsi, y ante la inquietante tendencia a la violencia colectiva y las agresiones sexuales contra mujeres, es momento de extremar la cautela.""Nadie debe ser castigado por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, asociación o reunión. Toda persona que sea detenida debe ser acusada sin demora de un delito común reconocible, o puesta en libertad. Y las fuerzas de seguridad deben abstenerse de hacer uso de fuerza innecesaria y excesiva", ha manifestado Salil Shetty.
Amnistía Internacional actualmente tiene observadores en Egipto y está monitoreando la situación.