Un mes después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenase la adopción de “medidas inmediatas y efectivas” para proteger a la población palestina en la Franja de Gaza ocupada del riesgo de genocidio asegurando suficiente asistencia humanitaria y permitiendo servicios básicos, Israel ni siquiera ha tomado las medidas mínimas indispensables para cumplir esa orden, ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
La orden de proporcionar ayuda fue una de las seis medidas provisionales que la Corte ordenó el 26 de enero, que dio a Israel un plazo de un mes para informar del cumplimiento de las medidas. Durante ese periodo, Israel ha seguido incumpliendo su obligación, como potencia ocupante, de garantizar la atención de las necesidades básicas de la población palestina en Gaza.
Las autoridades israelíes no han garantizado la llegada en la medida suficiente de unos bienes y servicios que pueden salvar vidas a una población en riesgo de genocidio y al borde de la hambruna debido a los incesantes bombardeos de Israel y al endurecimiento del bloqueo ilegal que este país impuso hace 16 años. Tampoco han levantado las restricciones impuestas a la entrada de productos que pueden salvar vidas, ni han abierto puntos de acceso y pasos fronterizos adicionales ni han implantado un sistema eficaz para proteger de ataques al personal humanitario.
“Israel no sólo ha creado una de las crisis humanitarias más graves del mundo, sino que también está exhibiendo una cruel indiferencia ante la suerte de la población de Gaza al crear una condiciones que, en opinión de la CIJ, pone a la población en riesgo inminente de genocidio. Una y otra vez, Israel no ha tomado las medidas mínimas indispensables que las organizaciones humanitarias han suplicado desesperadamente y que están claramente en su poder para aliviar el sufrimiento de la población civil palestina en Gaza”, ha afirmado Heba Morayef, directora regional para Oriente Medio y Norte de África de Amnistía Internacional.
“Como potencia ocupante, Israel tiene la obligación inequívoca en virtud del derecho internacional de garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población de Gaza. Lamentablemente, Israel no sólo no ha satisfecha las necesidades básicas de la población gazatí, sino que también bloquea y obstaculiza el paso de ayuda suficiente a la Franja de Gaza, especialmente al norte del territorio, que es prácticamente inaccesible, en una muestra inequívoca de desprecio de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia y en flagrante violación de su obligación de evitar el genocidio”
“La magnitud y gravedad de la catástrofe humanitaria causada por los incesantes bombardeos de Israel, la destrucción y el asfixiante asedio pone a más de dos millones de personas palestinas en riesgo de sufrir daños irreparables.”
Los suministros que entraban en Gaza antes de la orden de la CIJ eran una gota en el mar en comparación con las necesidades de los últimos 16 años. Sin embargo, en las tres semanas siguientes a la orden de la CIJ, el número de camiones que entraron en Gaza disminuyó aproximadamente en un tercio, pasando de un promedio de 146 al día en las tres semanas previas, a una media de 105 diarios durante las tres semanas siguientes. Antes del 7 de octubre, entraban cada día en Gaza, por término medio, unos 500 camiones que transportaban ayuda y artículos comerciales, como alimentos, agua, pienso para los animales, suministros médicos y combustible. Incluso esa cantidad era muy insuficiente para satisfacer las necesidades de la población. En las tres semanas posteriores a la sentencia de la CIJ entraron en Gaza cantidades más pequeñas de combustible, que Israel controla estrictamente. Los únicos pasos fronterizos cuya apertura ha permitido Israel también se abrieron durante menos días, lo que demuestra una vez más el desprecio de Israel por las medidas provisionales. Personal de ayuda humanitaria ha informado de múltiples desafíos, pero ha afirmado que Israel se negaba a tomar medidas obvias para mejorar la situación.
En la acción interpuesta ante la Corte Internacional de Justicia, Sudáfrica sostenía que la negación deliberada de ayuda humanitaria por Israel podía constituir uno de los actos prohibidos en virtud de la Convención sobre el Genocidio por “[s]ometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”.
En toda la Franja de Gaza, el desastre humanitario creado artificialmente es más horrendo cada día. El 19 de febrero, organismos humanitarios informaron de que la malnutrición aguda aumentaba notablemente en Gaza y amenazaba las vidas de niños y niñas: el 15,6% de los menores de 2 años padecían malnutrición aguda en el norte de Gaza y el 5% de los niños y niñas menores de 2 años en Rafá, en el sur. La rapidez y severidad del deterioro de la situación nutricional de la población en sólo tres meses era un hecho “sin precedentes en el mundo”.
Hamza, residente en el norte de Gaza cuya esposa, Kawthar, dio a luz al cuarto hijo de la pareja el 17 de febrero, dijo a Amnistía Internacional el 20 de febrero que los seis miembros de su familia apenas podían conseguir media comida diaria en el marco de la escasez severa de alimentos y agua. Tras agotarse los suministros de harina y trigo, recurrieron a moler cebada y comida para animales para hacer pan. “Ahora escasea incluso el pienso [para animales]”, dijo.
Su esposa dio a luz en el ya no operativo hospital Kamal Adwan de Beit Lahia. No tenía leche materna después del parto y ha tenido dificultades para alimentar a su bebé recién nacido.
“Después de buscar con ansiedad en el hospital, una mujer nos dio una pequeña cantidad de leche con la que alimentamos al bebé con ayuda de una jeringa. Mi tía logró encontrarnos hoy un poco de leche, no sé cómo, y no dijo cuánto le costó. No hay arroz, ni carne. Ayer fui al mercado a buscar alimentos y regresé a casa con las manos vacías: no hay carne, ni garbanzos, nada.”
La inminente amenaza de un asalto terrestre en gran escala contra Rafá, en el sur de Gaza, donde actualmente se refugian más de 1,2 millones de civiles, tendría consecuencias devastadoras adicionales para la situación humanitaria.
El limitado goteo de suministros a Gaza entra por dos pasos fronterizos en el perímetro con Israel y en la frontera con Egipto. Los dos pasos operativos —Rafá, en la frontera con Egipto, y Karem Abu Salem, en el perímetro con Israel— están en el sur de Gaza. Una operación terrestre en la zona cercana al lugar donde los pasos de Rafá y Karem Abu Salem permiten la entrada de los camiones en el sur de Gaza corre el riesgo de cortar totalmente el flujo de ayuda y destruir los últimos vestigios que quedan del sistema de ayuda.
A mediados y finales de febrero, Amnistía Internacional habló con 10 personas adscritas a 5 organismos y organizaciones humanitarios que describieron las horribles condiciones en Gaza y las severas restricciones en curso para el acceso. Todas dijeron que su capacidad para lograr la entrada de ayuda en Gaza y alrededores seguía siendo la misma o había empeorado desde la sentencia de la CIJ.
El personal humanitario subrayó que Israel no había tomado medidas obvias, como abrir todos los puntos de acceso y pasos fronterizos disponibles par permitirles transportar la ayuda con más rapidez y en mayor escala a zonas necesitadas o para asegurar que las operaciones humanitarias no eran objeto de ataques militares.
Una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada en diciembre de 2023 exige que las partes “permitan y faciliten el uso […] de todas las rutas disponibles hacia la Franja de Gaza y dentro de ella, incluidos los pasos fronterizos” para garantizar que la asistencia vital llega a la población civil “por las rutas más directas”. A pesar de esta resolución jurídicamente vinculante, Israel se ha negado a abrir más pasos fronterizos para facilitar el acceso de la ayuda humanitaria.
Fathia, trabajadora de apoyo a la salud mental, habló a Amnistía Internacional de los desafíos a los que hace frente con su familia y su trabajo. Describió las dificultades que tiene cuando intenta que su madre, de 78 años y que ha desarrollado una forma de demencia desde que se vieron desplazadas, comprenda por qué no tienen suficientes alimentos.
“Mis hijos apenas ganan dinero y no podemos encontrar ni costear ni siquiera alimentos básicos. No hay nada, y lo poco que hay es inasequible. Mi madre no pueden comprenderlo; piensa que no la tenemos abandonada. He llegado al punto de desear que mi madre muera en vez de verla sufrir pensando que no nos ocupamos de ella. A mi alrededor, la gente está destrozada porque no puede dar de comer a sus hijos, a sus familias, y yo no puedo brindarles ningún consejo o apoyo que sean de utilidad porque yo también estoy destrozada”, dijo.
Manifestantes israelíes que exigen que el gobierno deje de permitir la entrada de ayuda en Gaza hasta que sean liberados los rehenes han bloqueado reiteradamente el acceso a paso fronterizo de Karem Abu Salem, y han obligado a cerrarlo en repetidas ocasiones, a veces durante varios días. Esas alteraciones no eximen a las autoridades israelíes de su obligación de tomar las medidas necesarias para mantener sin impedimentos el flujo de ayuda.
Existen otros puntos de acceso y pasos fronterizos. Israel cerró algunos después del 7 de octubre. Otros permanecen cerrados por Israel desde hace años. Israel controla estrictamente lo que entra y sale de Gaza, incluidas personas y mercancías, como parte de su bloqueo ilegal, que es sensiblemente más asfixiante en los últimos meses.
La situación es especialmente terrible en el norte de la Franja, que Israel ha aislado de hecho del resto de Gaza. Entre el 1 de enero y el 12 de febrero, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) informó de que Israel había denegado el permiso en más de la mitad de las solicitudes de acceso al norte presentadas por entidades humanitarias. El 6 de febrero, la OCAH informó de que Israel no había aprobado ninguna de las 22 solicitudes de la ONU para abrir pronto los puestos de control, incluidas las zonas de acceso al norte de Wadi Gaza.
El 21 de febrero, uno de los trabajadores de ayuda humanitaria entrevistados dijo: “Básicamente no hay acceso [al norte]. Tuvimos el alto el fuego de noviembre en el que llevamos muchos camiones al norte. Aparte de eso, no hemos podido llevar camiones al norte en ninguna escala. En 2024 ha sido incluso menos. Algunas personas ya están pasando hambre”.
Israel sigue restringiendo estrictamente la importación de suministros esenciales a Gaza. Todas las importaciones a Gaza deben ser aprobadas previamente por las autoridades israelíes. En febrero, personal humanitario siguió describiendo limitaciones y rechazos frecuentes, impredecibles y “arbitrarios”.
Las autoridades israelíes culpan reiteradamente a las organizaciones humanitarias de cualquier eficiencia en la distribución de ayuda, y afirman que son incapaces de expedir y distribuir más ayuda, o a los saqueos en Gaza Pero trabajadores humanitarios describieron un conjunto de maneras en que las autoridades israelíes obstaculizan su trabajo. Ofrecieron una lista de medidas básicas que Israel no ha adoptado para facilitar la distribución de ayuda: desde permitir la entrada de suministros suficientes y esenciales —algo que habitualmente rechazan— hasta abrir antes los puestos de control —algo a lo que las autoridades se han negado en repetidas ocasiones—, o respetar garantías de seguridad básicas para los convoyes de ayuda, las y los trabajadores de ayuda humanitaria y las oficinas de ayuda humanitaria, que en cambio han sido objeto de reiterados ataques.
Además de los productos, Gaza necesita desesperadamente combustible para que la población pueda purificar el agua, elaborar los alimentos y hacer funcionar equipos médicos como las incubadoras. Desde el 11 de octubre, Gaza sufre un apagón eléctrico como consecuencia del corte del suministro de electricidad a Gaza por parte de Israel. Israel también bloqueó totalmente la importación de combustible desde principios de octubre hasta el 18 de noviembre de 2023. Aunque ya ha permitido la entrada de cierto volumen de combustible en Gaza, las cantidades siguen siendo drásticamente insuficientes. A finales de febrero, las autoridades israelíes también seguían rechazando habitualmente las peticiones humanitarias para que entren otras fuentes de energía, como paneles solares, generadores y baterías.
“Ningún ser humano debe ser obligado a sufrir las condiciones inhumanas a la que se está sometiendo a la población gazatí. En vez de levantar su brutal bloqueo, las autoridades israelíes están planeando intensificar sus ataques con una mortífera operación militar en Rafá que tendrá horrendas consecuencias para la población civil y corre el riesgo de cortar la única vía de entrada de ayuda humanitaria en Gaza. Sólo un alto el fuego inmediato y sostenido puede salvar vidas y garantizar la implementación de las medidas provisionales de la Corte Internacional de Justicia, incluida la distribución de una ayuda que puede salvar vidas”, ha declarado Heba Morayef.
“En cambio, Estados Unidos ha vetado por tercera vez una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exigía un alto el fuego inmediato, con lo que de hecho da luz verde a la comisión de más homicidios y al sufrimiento masivo de la población palestina. Los países que tienen influencia sobre el gobierno israelí, como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y otros aliados no deben quedarse de brazos cruzados mientras la población civil palestina es víctima de muertes evitables a causa de lo bombardeos, la falta de alimentos y agua, la propagación de enfermedades y la falta de atención de la salud. Ante la catástrofe humanitaria en Gaza, el apoyo de estos Estados las acciones de Israel, incluido su desacato de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, es indefendible y podría violar su obligación de evitar el genocidio.”
Amnistía Internacional también pide a los Estados que garantice que la Agencia de la ONU para la Población Refugiada Palestina (UNRWA) recibe financiación adecuada para continuar sus actividades después de que varios Estados suspendieran la financiación a la organización aduciendo que algunos de sus miembros participaron en el ataque del 7 de octubre. La UNRWA es desde hace tiempo la única tabla de salvación para la población refugiada palestina en Gaza y en otros lugares de Oriente Medio y ha proporcionado ayuda humanitaria, refugio y educación.
Todos los Estados deben cumplir su obligación de evitar el genocidio mediante la adopción de medidas urgentes para garantizar que Israel cumple las medidas provisionales dictadas por la CIJ, lo que incluye presionar a Israel para que abra sin demora el acceso a Gaza y ponga fin a su brutal bloqueo de una vez por todas. Todos los Estados también deben poner fin de inmediato a las transferencias de armas a Israel, tal como han pedido recientemente 24 personas expertas de la ONU.
La catástrofe humanitaria que hoy se vive en la Franja de Gaza ocupada es el resultado del bloqueo que Israel impone desde hace 16 años y su intensificación adicional, así como de las reiteradas y devastadoras operaciones militares. Desde 2007, Israel mantiene el control del espacio aéreo, las fronteras terrestres y las aguas territoriales de Gaza, y restringe estrictamente la circulación de los productos básicos y las personas que entran o salen de la Franja, lo que alimenta un desastre humanitario. Israel ha obligado a la población de Gaza a vivir en condiciones cada vez más terribles, que desde octubre de 2023 se han deteriorado con tal celeridad y gravedad que la población en su totalidad hace frente actualmente a una hambruna que no obedece a causas naturales.
El bloqueo de Israel es una forma de castigo colectivo y un crimen de guerra. Es uno de los medios fundamentales de Israel para mantener su sistema de apartheid contra la población palestina, que es un crimen contra la humanidad.
El 7 de octubre de 2023, Hamás y otros grupos armados lanzaron cohetes de efecto indiscriminado, enviaron combatientes al sur de Israel y cometieron crímenes de guerra. Según las autoridades israelíes, Hamás y otros grupos armados en Gaza mataron al menos a 1.139 personas y tomaron como rehenes a más de 200, en su mayoría civiles, entre las que había 33 niños y niñas. Hasta el 1 de diciembre de 2023 habían sido liberados 113 rehenes en poder de Hamás y otros grupos armados en Gaza.