Tras la muerte de un activista político en huelga de hambre, Amnistía Internacional ha instado al presidente cubano Raúl Castro a poner en libertad inmediata e incondicional a todos los presos de conciencia.Según se ha informado, Orlando Zapata Tamayo, antes de morir en La Habana el lunes, llevaba varias semanas en huelga de hambre en protesta por las condiciones de reclusión."La trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo es un terrible ejemplo de la desesperación a la que se enfrentan los presos de conciencia que no albergan esperanzas de ser liberados de su injusto y prolongado encarcelamiento", ha manifestado Gerardo Ducos, investigador de Amnistía Internacional sobre el Caribe."Debe llevarse a cabo una investigación completa para determinar si en su muerte pueden haber intervenido los malos tratos", ha añadido Amnistía Internacional.Orlando Zapata Tamayo fue detenido en marzo de 2003 y en mayo de 2004 fue condenado a tres años de prisión por "desacato", "desórdenes públicos" y "resistencia".Posteriormente fue sometido a varios juicios por cargos adicionales de "desobediencia" y "desórdenes en establecimientos penitenciarios", el último de ellos en mayo de 2009, y en el momento de su muerte cumplía una condena total de 36 años de prisión."El hecho de que Orlando Zapata Tamayo, al verse ante una pena de prisión tan prolongada, sintiera que el único camino que le quedaba era matarse de hambre como protesta constituye una denuncia terrible de la constante represión que sufren los disidentes políticos en Cuba.""La muerte de Orlando Zapata subraya también la urgente necesidad de que Cuba invite a expertos internacionales en derechos humanos a visitar el país para verificar que se respetan los derechos humanos, en especial las obligaciones establecidas por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos."
Información complementariaOrlando Zapata Tamayo era uno de los 55 presos de conciencia adoptados por Amnistía Internacional en Cuba. La mayoría formaban parte de las 75 personas detenidas durante la oleada masiva de represión emprendida por las autoridades en marzo de 2003 contra los activistas políticos. En Cuba, sin un poder judicial independiente, los juicios son a menudo sumarios e incumplen gravemente las normas internacionales sobre juicios justos; una vez dictada la sentencia, las posibilidades de apelar son prácticamente nulas.