Los organismos encargados de hacer cumplir la ley de todo el mundo utilizan indebidamente de forma habitual para torturar lo que se denominan armas y equipo "menos letales", cuyo uso también puede tener consecuencias letales, han dicho hoy Amnistía Internacional y la Fundación de Investigación Omega en la presentación de un nuevo informe en el Congreso sobre Prevención del Delito y Justicia Penalde las Naciones Unidas, que se celebra en Doha, Qatar.El informe, titulado The human rights impact of less lethal weapons and other law enforcement equipment (El impacto sobre los derechos humanos de las armas y demás equipo "menos letal" para agentes encargados de hacer cumplir la ley) entra en detalles sobre los peligros médicos y de otro tipo relacionados con una amplia gama de armamento y equipo que se utiliza en las tareas policiales -incluido el control de multitudes durante manifestaciones-, así como en las cárceles. El informe recomienda la aplicación de controles más estrictos o, en algunos casos, de prohibiciones para evitar futuros abusos.
"Este informe expone cómo los agentes policiales y de prisiones tienen a su disposición una abrumadora cantidad de armas y equipo que, aunque se denominan "menos letales", pueden causar graves lesiones o incluso la muerte", ha dicho Marek Marczynski, director de Transferencias Militares, de Seguridad y Policiales de Amnistía Internacional."En decenas de países del mundo hemos documentado el mal uso y el abuso que hace la policía del gas lacrimógeno, los proyectiles de goma, el equipo de electrochoque y otros muchos instrumentos peligrosos para sofocar protestas y someter a los detenidos."Urge el desarrollo de unas normas más claras para la selección, puesta a prueba, uso y evaluación de este tipo de equipo que garanticen que se utiliza de acuerdo con las leyes y normas internacionales de derechos humanos."Amnistía Internacional y Omega reconocen la importancia de desarrollar armas, equipo y tecnología menos letales para reducir el peligro de muerte o lesiones inherente al uso por parte de la policía de armas de fuego y otras armas existentes.Si se utilizan de forma responsable por agentes encargados de hacer cumplir la ley, estas armas menos letales pueden evitar y minimizar las muertes y lesiones de agresores, sospechosos y detenidos, además de proteger a los propios agentes de policía y prisiones.Pero este tipo de equipo puede tener efectos perjudiciales e incluso mortales si no se utiliza con arreglo a las leyes y normas internacionales de derechos humanos. Su efecto puede ser especialmente perjudicial para algunas personas, como ancianos, niños, embarazadas o personas con problemas de salud.Amnistía Internacional ha documentado el uso de este tipo de equipo por parte de los agentes encargados de hacer cumplir la ley para cometer muy diversas violaciones de derechos humanos, incluida la tortura y otros malos tratos bajo custodia, así como el uso excesivo, arbitrario e innecesario de la fuerza contra manifestantes.El informe abarca cinco categorías de equipo:· Instrumentos de coerción: esposas para pulgares, esposas rígidas, grilletes y sillas de inmovilización;· Dispositivos de impacto cinético: porras y otras armas para golpear, porras con púas y proyectiles de impacto cinético, como proyectiles de plástico o de goma o balas de goma;· Dispositivos antidisturbios: sustancias químicas irritantes, como gas lacrimógeno y pulverizador de pimienta, incluidos los que se administran desde expendedores fijos;· Dispositivos de electrochoque: Pistolas Taser y otros dispositivos de proyectiles de electrochoque, porras eléctricas aturdidoras, escudos paralizantes de electrochoque y equipo de electrochoque que se sujeta al cuerpo, como cinturones paralizantes;· Dispositivos acústicos y demás tecnología empleada para dispersar multitudes: tecnología de ondas de sonido que emite un ruido disuasorio, así como cañones de agua.En los casos en que el uso de estos artículos es legítimo, las organizaciones recomiendan que se establezcan controles para evitar su uso indebido. En el caso de nuevas tecnologías que aún no han sido probadas adecuadamente, se recomienda el cese de su uso hasta que expertos independientes las investiguen con más detenimiento. Por último, las organizaciones piden la prohibición del equipo que no tenga un propósito legítimo que no pueda conseguirse mediante alternativas más seguras."Algunos de los dispositivos que hemos estudiado son dignos de una cámara de tortura, y deben prohibirse absolutamente. Cosas como los dispositivos de electrochoque que se sujetan al cuerpo, las porras con púas y las esposas para pulgares no deben tener lugar en la actuación policial", ha dicho Marek Marczynski.Las armas y dispositivos de coerción menos letales se han desarrollado considerablemente desde la adopción de ciertas normas internacionales de derechos humanos que afectan a las actividades policiales. Por ejemplo, desde que en 1990 se adoptaron los Principios Básicos de la ONU sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, los agentes responsables de hacer cumplir la ley de todo el mundo comenzaron a utilizar una variedad de armas y demás tecnologías aún más avanzadas.
"A pesar del ritmo con que se desarrolla esta tecnología, siguen vigentes los principios universales de derechos humanos. La policía puede utilizar la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que sea preciso para llevar a cabo sus legítimas obligaciones. Esto rige para el uso de todo el equipo, ya sean porras o pistolas Taser o cualquier otra nueva tecnología. Los gobiernos tienen la obligación de garantizar que la policía cumple plenamente estos principios en todo momento, sea cual sea el equipo que esté utilizando", ha dicho Marek Marczynski.Salvo Estados Unidos y la Unión Europea, el comercio de equipo de seguridad y equipo destinado a hacer cumplir la ley no está regulado o está sometido a restricciones menos rigurosas que el comercio de armas convencionales. Amnistía Internacional y Omega piden controles más estrictos, como un sistema de obtención de licencias para la transferencia de este tipo de equipo que salvaguarde contra posibles abusos por parte del usuario final.