Nuevas imágenes de satélite conseguidas por Amnistía Internacional ofrecen una terrible perspectiva de los frenéticos esfuerzos realizados por Hungría esta semana para repeler a los refugiados y los solicitantes de asilo.
La organización afirma que son una advertencia para Croacia, Eslovenia y otros países que actualmente están considerando la posibilidad de cerrar sus fronteras a miles de personas que viajan en busca de protección.
"Las impactantes escenas que se desarrollaron en el paso fronterizo entre Horgoš y Röszke han demostrado el coste humano de la irresponsable actuación de Hungría. Estas imágenes permiten ver con mayor claridad la velocidad y la magnitud de la operación deHungría para sellar sus fronteras, que culminó en una terrible situación para los refugiados y solicitantes de asilo, abandonados en tierra de nadie", ha dicho Tirana Hassan, directora de respuesta a las crisis de Amnistía Internacional, que acaba de volver de la frontera.
Dos imágenes, del 13 y el 15 de septiembre, ilustran claramente cómo el cierre de la frontera cerca de Horgoš en Serbia y de Röszke en Hungría el 15 de septiembre tuvo como consecuencia inmediata que se formara un cuello de botella de personas atrapadas tratando de entrar a Hungría y en la Unión Europea.
En el transcurso de dos días, un tramo de autopista abierta al tráfico quedó atravesada por la alambrada de cuchillas que las autoridades húngaras han levantado a modo de valla a lo largo de toda la frontera meridional del país con Serbia. Las imágenes de satélite muestran cómo una multitud de personas comienza a acampar al aire libre del lado serbio. Durante los días siguientes, el número de personas creció aún más.
En otras imágenes se ve cómo antes del cierre de la frontera los puntos de recepción situados en Hungría justo después del paso fronterizo bullían de actividad el 13 de septiembre, con numerosas personas y colas de autobuses. El 15 de septiembre, estas mismas zonas permanecen vacías, y los refugiados y solicitantes de asilo se acumulan al otro lado de la valla y se ven obligados a buscar refugio seguro en otros países.
Amnistía Internacional ha publicado las imágenes de satélite a las pocas horas de que las autoridades croatas anunciaran el cierre de siete de los ocho pasos fronterizos con Serbia, después de que miles de refugiados y solicitantes de asilo a los que se había impedido entrar a Hungría comenzaran a llegar a Croacia ayer. Croacia y Hungría son Estados miembros de la Unión Europea, mientras que Serbia no lo es.
Este súbito movimiento masivo de personas en dirección a Croacia es consecuencia directa del cierre de fronteras del 15 de septiembre efectuado por las autoridades húngaras. Cientos de soldados, policías antidisturbios, perros y helicópteros patrullan la valla de alambrada y han entrado en vigor nuevas leyes que penan con hasta tres años de cárcel a quien intente cruzar.
Represión ilegal en las fronteras de Hungría
A las 11 de la mañana de hoy, el Tribunal Regional de Szeged ya había declarado culpables a 22 personas por "entrar ilegalmente" aHungría desde el cierre de la frontera, y durante la mañana ha recibido 43 nuevos casos.
Hungría está violando sus obligaciones internacionales con esta denegación casi generalizada del acceso a los procedimientos de concesión de asilo. Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades húngaras que retiren las enmiendas que penalizan la "entrada ilegal" y proporcionen acceso inmediato al territorio húngaro, a los procedimientos de concesión de asilo y a unas condiciones de recepción adecuadas a las personas necesitadas de protección internacional.
Según una declaración del primer ministro húngaro, el gobierno ha gastado "más de 200 millones de euros sólo este año en reforzar la protección de las fronteras". La cifra gastada en condiciones de recepción es insignificante en comparación con ésta.
Un equipo de investigación de Amnistía Internacional, que se encontraba en el paso de Horgoš-Röszke el 16 de septiembre, un día después del cierre, recogió impactantes testimonios de personas que permanecían allí en condiciones atroces prácticamente sin ayuda humanitaria, y documentó el uso de gas lacrimógeno y cañones de agua por la policía húngara para dispersar a los refugiados y solicitantes de asilo, muchos de ellos familias con niños, tras un breve momento en que se rompieron las defensas del paso fronterizo.
A Amnistía Internacional le preocupa la desproporción de la actuación policial, que causó decenas de heridos. Además, la organización denunció cómo la policía de Hungría separó a cuatro niños de sus familiares durante el incidente del 16 de septiembre. Posteriormente, la policía húngara colgó un vídeo en Internet afirmando que había reunido a todas las familias.
"Las acciones ilegales de Hungría deben servir de clara advertencia a otros gobiernos. Es perverso tratar a personas que huyen de la guerra y la persecución como si fueran una amenaza para la seguridad fronteriza, y cualquier país que siga este ejemplo está emprendiendo un camino peligroso", ha dicho Tirana Hassan.
"No es el momento de que los países se aíslen unos de otros, sino de que colaboren para encontrar soluciones.
"Los países europeos que cierran fronteras no están encontrando soluciones a la crisis actual, sino creando una serie de nuevos problemas a expensas de los refugiados y de sus obligaciones internacionales."