Esta es una de las imágenes que Amnistía está lanzando para promover la campaña
"Los resultados de esta nueva encuesta global son sorprendentes, pues casi la mitad de las personas encuestadas tienen miedo y se sienten personalmente vulnerables a la tortura. La inmensa mayoría de la gente cree que deberían existir unas normas claras contra la tortura, aunque más de un tercio sigue pensando que la tortura podría justificarse en ciertas circunstancias. En conjunto, se puede ver un amplio apoyo global de la opinión pública a que se actúe para prevenir la tortura", afirmó Caroline Holme, directora de la empresa encargada del estudio, GlobeScan.Medidas como la penalización de la tortura en la legislación nacional, la apertura de los centros de detención a observadores independientes, y la grabación en vídeo de los interrogatorios han llevado a una disminución del uso de la tortura en los países que se toman en serio sus compromisos contraídos en virtud de la Convención contra la Tortura.Amnistía Internacional pide a los gobiernos que implanten mecanismos de protección para prevenir y castigar la tortura, como exámenes médicos adecuados, el acceso rápido a los abogados, controles independientes de los centros de detención, investigaciones independientes y efectivas de las denuncias de tortura, el enjuiciamiento de los presuntos autores y una reparación adecuada a las víctimas.La lucha global de Amnistía Internacional contra la tortura continúa, aunque ahora se centrará en cinco países donde está generalizada esta práctica y donde la organización cree que puede lograr un impacto significativo. La espina dorsal de la campaña estará formada por informes de fondo con recomendaciones concretas.En México el gobierno alega que la tortura es la excepción y no la norma, pero en realidad, los abusos a manos de la policía y las fuerzas de seguridad están generalizados y quedan impunes. Miriam López Vargas, de 31 años y madre de cuatro hijos, fue secuestrada de su ciudad natal de Ensenada por unos soldados vestidos de civil que la llevaron a un cuartel militar. Estuvo recluida allí una semana, durante la cual la violaron tres veces, la asfixiaron y la electrocutaron para obligarla a confesar su implicación en delitos relacionados con las drogas. Han pasado tres años, pero ninguno de sus torturadores ha respondido de sus actos ante la justicia.La justicia está fuera del alcance de la mayoría de los supervivientes de la tortura de Filipinas. Hace poco se descubrió un centro de detención secreta donde la policía maltrataba a los detenidos "por diversión". Según los informes, los policías hacían girar una "rueda de la tortura" para decidir cómo torturaban a los detenidos. Las informaciones de los medios de comunicación desembocaron en una investigación interna y algunos agentes fueron cesados, pero Amnistía Internacional pide una investigación exhaustiva e imparcial que haga que los policías implicados sean juzgados por los tribunales. La mayoría de los actos de tortura cometidos por la policía siguen sin denunciarse y los supervivientes de la tortura continúan sufriendo en silencio.En Marruecos y Sáhara Occidental, las autoridades rara vez investigan las denuncias de tortura. Las autoridades españolas extraditaron a Ali Aarrass a Marruecos a pesar de la posibilidad de que fuera torturado. Fue recogido por unos funcionarios de los servicios de inteligencia que lo llevaron a un centro secreto de detención, donde Aarrass dice que le aplicaron descargas eléctricas en los testículos, le golpearon en las plantas de los pies y lo tuvieron horas colgado de las muñecas. Según Aarrass, los policías lo obligaron a confesar que ayudaba a un grupo terrorista. Ali Aarrass fue declarado culpable y condenado a 12 años de cárcel basándose en esa "confesión". Sus denuncias de tortura nunca se han investigado.En Nigeria, la policía y el ejército usan la tortura de forma habitual. Cuando Moses Akatugba fue detenido por los soldados tenía 16 años. Según su testimonio, lo golpearon y le dispararon en la mano. Luego fue entregado a la policía, que lo colgó de las extremidades durante horas en una comisaría. Moses dice que lo torturaron para que firmara una "confesión" en la que reconocía haber participado en un robo. La denuncia de que había confesado como consecuencia de la tortura nunca se investigó exhaustivamente. En noviembre de 2013, después de ocho años esperando sentencia, Moses fue condenado a muerte.En Uzbekistán, la tortura está generalizada, pero pocos torturadores responden alguna vez de sus actos ante la justicia. El país está cerrado para Amnistía Internacional. Dilorom Abdukadirova estuvo cinco años en el exilio después de que las fuerzas de seguridad abrieran fuego en una protesta a la que asistió. A su regreso a Uzbekistán, la detuvieron, le prohibieron ver a su familia y la acusaron de intentar derrocar al gobierno. Durante su juicio, tenía un aspecto demacrado y hematomas en la cara. Su familia está convencida de que la habían torturado.A partir de hoy, Amnistía Internacional lanza tres ciberacciones a través de su plataforma actuaconamnistia.org por los casos de Claudia Medina (México), Ali Aarrass (Marruecos) y Moses Akatugba (Nigeria) dirigidas a sus respectivos Gobiernos."Hace treinta años, Amnistía Internacional encabezó la campaña a favor de un compromiso mundial para combatir la tortura a raíz de la Convención contra la Tortura de la ONU. Se han hecho muchos avances desde entonces, pero resulta descorazonador que hoy sigamos necesitando una campaña mundial para garantizar que esas promesas se cumplen", concluyó Salil Shetty.