Las Navidades suelen ser una época difícil para Rosa Franco.Cada vez que se acercan esas fechas, no puede evitar rememorar lo que le ocurrió a su familia en 2001: encontraron el cadáver de su hija, María Isabel, abandonado en una calle de la Ciudad de Guatemala.Más de 10 años después, nadie sabe qué le sucedió a la niña de 15 años. A pesar de los esfuerzos de Rosa por que se lleve a cabo la debida investigación -aun enfrentándose a innumerables amenazas-, las indagaciones sobre el delito nunca llegaron a avanzar.Las deficiencias en la manera en que se recabaron las pruebas permitieron que las personas que asesinaron brutalmente a María Isabel sigan en libertad.Amnistía Internacional es una de las muchas organizaciones que han colaborado con Rosa y su familia para tratar de garantizar que se haga justicia a María Isabel.Su caso es uno de los 12 sobre los que miles de activistas han trabajado durante la 10ª maratón mundial de envío de cartas emprendida por la organización en diciembre de 2012.En la campaña se le pide a la gente que envíe cartas de solidaridad a familiares de víctimas de abusos de derechos humanos y que inste a los gobiernos a que adopten medidas."Estaba en casa, preparando el árbol de navidad y la comida y escuché que alguien tocaba el timbre, y era el cartero con una caja llena de cartas. Recibí tanta solidaridad que me llenó de fuerza", afirma Rosa.Y las cartas no dejaron de llegar."Con mi familia estamos sorprendidos que tanta gente en todo el mundo se preocupa por María Isabel, cuando aquí a nadie le importan los asesinatos de mujeres", señala Rosa, que ahora se está preparando para testificar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en relación con el asesinato de su hija.
Un total de 500 cartas al día
Ales Bialiatski suele recibir algunas cartas en su celda de una prisión de Bielorrusia, pero, en diciembre de 2012, sucedió algo extraordinario."Me vi inundado por un alud de cartas y tarjetas postales, felicitaciones así como acciones de solidaridad. [...] ¡Estoy muy agradecido a todas las personas que me escribieron! En cada carta se puede ver el carácter nacional de quienes la enviaron. Pero lo que todas tienen en común... es la solidaridad.", afirma en una declaración publicada en el sitio web de la organización a la que pertenece.Ales es un destacado defensor de los derechos humanos y preside el Centro de Derechos Humanos Viasna. Fue detenido el 4 de agosto de 2011 y encarcelado el 24 de noviembre de ese año para cumplir una condena de cuatro años y medio de prisión por su labor en defensa de los derechos humanos en Bielorrusia.Algunas de las pruebas presentadas durante el juicio de Ales eran anónimas o no se había acreditado su veracidad. El interrogatorio realizado a varios testigos no tenía relación con los cargos, sino con las actividades de derechos humanos de Ales Bialiatski y de los propios testigos.Durante la maratón de envío de cartas de Amnistía Internacional, Ales ha recibido hasta 500 cartas de solidaridad al día procedentes de personas de todo el mundo."Estas personas no sólo me muestran su apoyo personal, sino que expresan su protesta contra las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Es un mensaje claro y sencillo para todos los bielorrusos", comenta.
Una maratón mundial
La maratón mundial de envío de cartas de Amnistía Internacional reúne a personas de todos los rincones del mundo en un evento en el que muestran su solidaridad y alzan la voz para que los gobiernos actúen y garanticen que se hace justicia en 12 casos de violación de los derechos humanos.Este evento, que ha cobrado magnitud de campaña mundial, lo puso en marcha por primera vez en 2001 un pequeño grupo de activistas de Polonia con el envío de cartas durante un período de 10 días (en algunos casos en jornadas de 24 horas) para lograr la libertad de 12 personas.En 2012 se han enviado más de millón y medio de cartas, mensajes SMS y firmas desde más de 80 países durante la semana en que se ha celebrado la acción "Escribe por los Derechos".En Japón, la gente se reunió en el centro de Tokio para encender más de 1.000 "linternas de esperanza". En Paraguay, los activistas organizaron una carrera de bicicletas durante la que fueron recopilando firmas para una petición. Y en Toronto, Canadá, la quinta torre más alta del mundo, la Torre Nacional de Canadá, se iluminó el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.En países como Pakistán y Nigeria, en los que los derechos humanos y el entorno político son especialmente inestables, activistas recabaron el apoyo de familiares, amistades, colegas y parte de la ciudadanía, y enviaron cartas en favor de los derechos de las personas que corren peligro en todo el mundo.Por ejemplo, Waseem, de Pakistán, no pudo anunciar el evento en público, pero se emocionó al recibir el apoyo de 20 personas que se habían enterado de la campaña a través de Facebook y se presentaron a su evento de envío de cartas."La maratón de envío de cartas demuestra el poder de la gente que trabaja en favor de otras personas. La solidaridad mostrada y los llamamientos realizados a los gobiernos para que actúen no sólo sirven para dar fuerza a las personas que han sido víctimas de terribles abusos y que luchan por obtener justicia, sino también para hacer ver a los gobiernos que el mundo está alerta", declara Bryna Subherwal, de Amnistía Internacional.Rosa Franco dice que todos los mensajes de activistas de Amnistía Internacional le dieron esperanzas y energía para seguir luchando por María Isabel."Pensé en hacer un mural con las postales, y así todos los que vengan a mi casa, las vean. Ya tengo un póster con dos fotos de María Isabel en la pared y puse las tarjetas todo alrededor, en las paredes al lado de la puerta de entrada. Ahí está todo ahora. Estoy pensando sacar algunas fotos así pueden verlas, así puedo agradecer a toda la gente hermosa por solidarizarse conmigo", declara.