Sofía Carrillo es mujer, peruana, afrodescendiente, periodista, activista por los derechos humanos. No le gusta que la llamen defensora porque son miles las mujeres defendiendo derechos desde el anonimato, pero su historia de vida la convierte en una mujer #Valiente, que cumple un rol trascendental en la defensa de los derechos de otras personas.

Para Sofía Carrillo Zegarra callar no es ni será una opción. Graduada como periodista, cursa una maestría en gerencia social, y con una familia que desde que muy pequeña le enseñó a no dejarse nunca vulnerar, ha emprendido una lucha por diferentes causas colectivas que son ignoradas o minimizadas en la agenda pública.

¿Contra qué lucha Sofía? Contra la discriminación étnico-racial, contra la discriminación a la comunidad LGTBI, contra la falta de acceso de las mujeres a servicios e información sobre salud sexual y reproductiva, contra la imposibilidad de las mujeres de decidir sobre sus cuerpos. “Los derechos de las mujeres han sido vulnerados históricamente”, dice Sofía. Desde su experiencia, no se pueden separar los derechos de las mujeres del derecho a la no discriminación. “Debemos visibilizar qué grupos de mujeres son los más vulnerados: las mujeres indígenas, las mujeres afrodescendientes y las mujeres más pobres”, sostiene.

Debemos visibilizar qué grupos de mujeres son los más vulnerados: las mujeres indígenas, las mujeres afrodescendientes y las mujeres más pobres SOFÍA CARRILLO, PERIODISTA Y DEFENSORA DE DERECHOS HUMANOS

¿Cómo se traduce esa discriminación y negación (tácita) de derechos? Para Sofía, en la dificultad para acceder a servicios de salud, a educación sexual integral, a educación con un enfoque de igualdad de género. Esos obstáculos generan un círculo vicioso de pobreza y violencia que reduce o elimina las posibilidades de millones de mujeres a ejercer sus derechos y tener una vida digna.

Sofía Carrillo está convencida de que quienes se oponen a los derechos de las mujeres o de la comunidad LGTBI son las mismas personas que ejercen actos de discriminación étnico-racial. “Se trata de grupos antiderechos que están en contra de derechos que permitan eliminar desigualdades. Están en contra de los derechos de las mujeres, de los derechos de la comunidad LGTBI, de los derechos de los pueblos indígenas. Quieren mantener las cosas tal como están”, opina.

VIOLENCIA CONTRA SOFÍA

Dar la cara y defender derechos puede pasar una factura bastante alta. Sofía ha enfrentado discriminación desde las mismas autoridades (una vez un funcionario de migraciones quiso “pasar” por broma un claro acto racista, el cual ella denuncio públicamente), y de todo tipo de personas, desde la impunidad que permiten las redes sociales. Y claro que ha dicho stop, hasta aquí nomás llego, aunque como ella cuenta, desde el dolor y la resistencia han surgido las razones para continuar.

El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, Sofía se pronunció a favor de los derechos de las mujeres y de la no discriminación a la comunidad LGTBI. La respuesta en redes fue de una violencia y racismo extremos. Insultos irreproducibles que muestran la vulnerabilidad a la que están expuestas las mujeres defensoras.

“Es difícil para mucha gente asumirme como una mujer afroperuana que puede ser profesional y que defiende derechos, porque en su imaginario, nosotras estamos vinculadas a actividades exclusivas a la música, a la cocina, que son actividades muy respetables, pero no todas y todos nos desarrollamos solo en esos ámbitos”, señala.

Si bien su apuesta es no callar y motivar que otras personas denuncien y alcen sus voces defendiendo el principio de igualdad, hay agresiones que la han afectado tremendamente. “Es doloroso que te agredan por tu identidad étnico-racial. Es una situación que requiere mucha resistencia y resiliencia, y en ese momento surge la posibilidad de encontrar en el dolor y la agresión la fuerza para seguir, y decirte que lo que te está pasando tiene sentido porque lo vas a visibilizar y lo vas a cambiar”.

Sofía sabe que se enfrenta a una sociedad racista, clasista y machista. Pero ella no está sola, muchas “Sofías” están alzando cada vez más sus voces y ese ya es un gran logro.

NO NORMALIZAR EL RACISMO Y LA DISCRIMINACIÓN

En nuestro país la discriminación étnico- racial es un delito, pero en la práctica está tan enraizada en la sociedad que muchas personas cometen actos racistas sin tener consciencia del daño que generan. De hecho, se trata de un problema que exclusivamente las leyes no van a cambiar y que requiere ser abordado de manera multisectorial. La educación, que evite, por ejemplo, el bullying racista en las escuelas, es clave.

“Debemos dejar de normalizar el racismo y la discriminación. Tener un enfoque interseccional que reconozca las distintas causas de vulneración y discriminación. Hay mayor crítica y resistencia de las personas a no ser discriminadas, pero eso requiere un acompañamiento para poder prevenir esta violencia y denunciarla”, sostiene.

Actualmente hay un Proyecto de Ley en el Congreso, presentado por el Ejecutivo, que busca prevenir y sancionar la discriminación, pero aún no se coloca en agenda, y en medio de una larga crisis política, sigue siendo un tema tan importante como postergado.

PROTOCOLO DE PROTECCIÓN A DEFENSORAS

Si bien es positivo que cada vez más mujeres denuncien diferentes tipos de violencia, esta situación estaría generando reacciones más violentas hacia ellas. “Este incremento de denuncias debe ir de la mano con un sistema de justicia que garantice su protección”, opina.

Las agresiones en redes sociales contra las mujeres que se movilizan y explícitamente defienden derechos humanos suelen ser misóginas, sexistas, machistas y racistas. “Quienes agreden en las redes sociales lo hacen con total impunidad. Es importante tener un sistema de protección para las personas defensoras y defensores y para quienes están alzando sus voces”, señala.

A fines de abril, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos aprobó el “Protocolo para garantizar la protección de personas defensoras de Derechos Humanos”. Este es el primer instrumento aprobado por el Estado peruano que reconoce y protege la labor de las personas defensoras de derechos humanos, que muchas veces arriesgan sus vidas. Sin embargo, es solo un primer paso. Mujeres defensoras como Sofía, que no temen alzar su voz, están expuestas a distintas formas de violencia y hostigamiento.

EL SUEÑO DE SOFÍA

Sofía Carrillo lucha por un país que transforme los estereotipos de género, las estructuras de poder, y las normas y valores culturales, religiosos y patriarcales. Un país donde defender temas, aún considerados tabú, como la educación sexual integral, o como la capacidad y autonomía de las mujeres para tomar decisiones autónomas sobre sus cuerpos, no sea un acto peligroso. Sueña con un país donde las niñas y niños puedan acceder a una educación sexual integral, que permita reducir el embarazo adolescente y la violencia. Un país donde los operadores de justicia garanticen que quienes denuncien la vulneración de sus derechos obtengan justicia y no sean violentados por el mismo sistema. “Quisiera que las niñas y mujeres afrodescendientes del mundo sepan que cada vez somos más luchando con resistencia y alegría. Es importante saber que nos tenemos”.

Y eso sueños empiezan a concretarse poco a poco.

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